“Anteponemos la eficacia en el desempeño de nuestra función a cualquier reconocimiento que pueda realizarse desde fuera”


Carlos Moreno nos habla en esta entrevista del trabajo que desempeña como coordinador nacional de Registros en la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF), y hace una valoración del convenio regulador, del que dice que “la prueba de su valía es la baja conflictividad existente en las oficinas registrales”. Moreno manifiesta el orgullo de formar parte de un colectivo donde el servicio público es la seña de identidad de su trabajo diario.


Usted es el coordinador nacional de Registros en la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF). ¿Cómo se organiza su trabajo en el sindicato? ¿Qué labores lleva consigo esta responsabilidad?

Entre los empleados que los registradores contratan como personal auxiliar de sus oficinas, CSIF es el sindicato mayoritario, con más de un 80% de los delegados de empresa del sector. En consecuencia, tenemos la importante responsabilidad de representar a más de 11.000 empleados de los registros españoles en todo lo que atañe a sus relaciones laborales: representación colectiva, negociación del convenio sectorial o de los convenios de empresa, asesoramiento laboral, defensa jurídica en acciones judiciales…

En este contexto, mi labor se concreta en coordinar a nivel nacional las acciones del sindicato en materia de registros, asesorar a mis compañeros en cuestiones laborales y servir de puente entre empleados y registradores. Hay que tener en cuenta que ninguno de los compañeros de CSIF estamos liberados, sino que compaginamos las tareas sindicales con nuestro trabajo en los registros a tiempo completo. En mi caso, por ejemplo, soy oficial en un Registro de Madrid y suelo dedicar a mis labores sindicales buena parte de mi tiempo libre. En cada Comunidad Autónoma existe la figura del responsable territorial de CSIF en los registros, y tanto ellos como los delegados de empresa desempeñan su labor sindical gratuitamente y sin merma de su trabajo en los registros.

Usted representa a los empleados de los registros en los convenios que regulan el trabajo. ¿Cuáles son los convenios por los que se rige el colectivo de los trabajadores de los registros?

Hasta 1990 los empleados de los registros teníamos una relación jurídico-administrativa con el Ministerio de Justicia. Nos regíamos por el propio Reglamento Hipotecario o por el Reglamento Orgánico del Cuerpo de Oficiales y Auxiliares; de hecho, el artículo 301 de la Ley Hipotecaria de 1861 ya establecía que en los registros habría los oficiales y auxiliares que el registrador necesitara. Sin embargo, desde que en 1990 el Tribunal Supremo dictaminó que los empleados de registros tenemos una relación estrictamente laboral con los registradores, nos regimos por un convenio colectivo negociado entre los sindicatos y la Asociación de Registradores. En estas tres últimas décadas se han aprobado tres convenios colectivos. El primero, el de 1992, estuvo en vigor 21 años, un tiempo excesivo para las necesidades del sector. En el año 2013 suscribimos el segundo convenio sectorial, con el que procuramos adaptar la norma convencional a las circunstancias de aquel momento de crisis. El tercer convenio, en vigor desde enero de 2020, recoge las líneas esenciales de los anteriores al tiempo que intenta perfeccionar aquellos aspectos que no han funcionado bien.

Creo que en líneas generales el actual convenio es un buen instrumento para organizar laboralmente las oficinas, pues mantiene un sistema de retribución variable que se ha demostrado eficaz y reconoce otros derechos ciertamente importantes. Además, el convenio recoge el principio de subrogación empresarial, mediante el cual el registrador debe subrogarse en la plantilla existente en un Registro cuando toma posesión en un concurso ordinario o durante su interinidad; así se garantiza la continuidad en el empleo de todos los empleados de los registros y se consigue también que los registradores puedan cambiar de registro con la tranquilidad de no tener que montar una oficina de cero.

Prueba de la valía del convenio es también la baja conflictividad de nuestras oficinas y los pocos descuelgues o convenios de empresa que se han firmado en España: en la práctica el convenio colectivo se aplica sistemáticamente en casi la totalidad de los registros españoles, lo que da cuenta de su utilidad.

“En líneas generales el actual convenio es un buen instrumento para organizar laboralmente las oficinas, pues mantiene un sistema de retribución variable que se ha demostrado eficaz y reconoce otros derechos ciertamente importantes”

¿Cómo es el acceso del personal a los registros?

Los empleados de registros somos trabajadores por cuenta ajena sujetos al Estatuto, por lo que nuestro acceso al empleo sigue las mismas pautas que el de cualquier otro trabajador: el empresario, en este caso el registrador, selecciona a la persona que considera más apta para las necesidades de la oficina, que tras un periodo de prueba se integra en alguno de los seis grupos profesionales establecidos en el convenio.

Una vez dentro de un Registro, los empleados tenemos diversas oportunidades para desarrollar una carrera profesional basada en el mérito y el trabajo. Los empleados contamos con un sistema de promoción interna cada vez más depurado, que nos permite alcanzar el grupo profesional de oficial tras superar dos exámenes, organizados de forma unitaria para cada nivel profesional y para toda España. Las pruebas son muy exigentes y acreditan que quien alcanza la categoría de oficial tiene una capacidad jurídica y laboral más que notable.

¿Nos podría hacer un perfil de los empleados de los registros?

Desde hace muchos años los trabajadores de registros nos hemos caracterizado por realizar nuestra labor de manera muy constante y voluntariosa, como suelen reconocer habitualmente los registradores. Con las lógicas excepciones que siempre hay en todo colectivo, creo que nuestro trabajo en las oficinas es un buen ejemplo de lo que hace eficaz a una empresa: aprendizaje cotidiano, interés por la atención al público e indudable entrega a nuestro trabajo, incluso más allá de lo exigible. No tenemos el nivel jurídico de los registradores ni asumimos su importante responsabilidad, pero nos consideramos una parte esencial de las oficinas registrales y creemos necesario reivindicar nuestra relevancia en ellas. Quizás en ocasiones hemos pecado de tener un perfil poco visible, pero eso también responde a la naturaleza de nuestro trabajo: anteponemos la eficacia en el desempeño de nuestra función a cualquier reconocimiento que pueda realizarse desde fuera.   

Durante la pandemia los registros fueron declarados servicio público esencial y tuvieron que hacer un gran esfuerzo de adaptación. ¿Cómo resume aquella época?

Fue muy difícil. Por una parte, muchos compañeros y sus familiares se vieron afectados directamente por la pandemia, lo que deja las cuestiones laborales en un segundo plano. Por otra parte, muchos registros disminuyeron drásticamente su actividad, de modo que en algunas oficinas se tramitaron ERTEs, con lo que ello supone para el empleo y para la retribución de los trabajadores; afortunadamente todo aquello ha quedado atrás.

En el plano positivo he de afirmar que los empleados de los registros estuvimos a la altura de lo que nos pidieron: no se dejó de atender a nadie y no dejamos de despachar la documentación presentada, siempre en plazo y siempre en la forma requerida. Para ello se puso en marcha un sistema de teletrabajo en el que participamos miles de empleados, y que se ha demostrado muy eficaz no solo para superar los problemas con que nos encontramos en aquel momento sino como punto de partida para implementar el trabajo a distancia, que sin duda contribuirá a la modernización del trabajo registral.  

¿Qué reivindicaciones tiene en estos momentos su sindicato?

Al hilo de la pregunta anterior, creemos necesario que se ponga en marcha la comisión de teletrabajo prevista en el convenio, pues entendemos que el trabajo a distancia beneficia a todos: a los empleados, porque mejora sus condiciones laborales y permite la conciliación laboral y familiar, y a la propia función registral, porque aumenta la eficacia del trabajo y disminuye los costes.

Tampoco podemos olvidar nuestras reivindicaciones en materia retributiva: aún cuando en líneas generales nuestro sistema de retribución variable es satisfactorio, hay una parte de los empleados de registros que subsisten con unos salarios mínimos claramente mejorables. Seguiremos insistiendo en ello cada vez que tengamos ocasión, sin perjuicio de que, como digo, en lo fundamental nuestro sistema retributivo tiene a día de hoy más ventajas que desventajas.

Finalmente, creo que la formación del personal de los registros es una necesidad creciente. Tanto la Asociación de Registradores como CSIF intentamos abordar esta cuestión mediante la comisión de formación del convenio, que está preparando diversos cursos con los que esperamos mejorar nuestra formación.