En primer lugar, quería dar las gracias al Colegio de Registradores por haberme invitado a mí y a parte del equipo de la Dirección a acompañaros estos dos días. Gracias también por haber elegido Valladolid como sede de este congreso, ha sido una maravillosa casualidad y coincidencia que yo sea de aquí y que hayáis decidido celebrar vuestro congreso en Valladolid. Gracias a todos por haber llenado, de nuevo, después de muchos meses, nuestras calles de alegría, y gracias también, por haber convertido a Valladolid en un lugar para la reflexión y para el debate.
He estado en infinidad de ocasiones en el Teatro Calderón. El Teatro Calderón forma parte de los vallisoletanos. He acudido a ver teatro, a escuchar música, a ver danza y a ver mucho y buen cine, en nuestra Semana Internacional de Cine. En la mayoría de las ocasiones he estado sentada donde lo estáis vosotros. En otras ocasiones he estado también detrás del escenario, en bambalinas, porque como contó ayer Óscar, cuando nosotros entramos en la Facultad de Derecho, los dos nos apuntamos a la Escuela de Teatro de la Universidad de Valladolid. La dirigía Juan Antonio Quintana, si os fiais al salir del teatro, en la fachada, hay placas que conmemoran a personas ilustres de Valladolid en las artes escénicas, que han llevado su arte por España y por el mundo, como es el caso de Juan Antonio Quintana, que como os digo, era el director de la Escuela de Teatro de la Universidad de Valladolid. Yo tuve que ser una pésima actriz porque no me ofreció nunca ningún papel, ni siquiera como figurante sin texto. Sin embargo, a Óscar enseguida lo fichó y entró a formar parte de su compañía, de modo que le he acompañado muchísimas veces aquí detrás del escenario, donde se ve de otra manera el teatro, y donde hay un mundo que es interesante conocer.
Pero es la primera vez que estoy aquí como usuaria de esta escena principal, y si me permitís el símil, puesto que estamos en un teatro, me gustaría hablaros de la organización de este congreso como de una gran obra de teatro. Habéis elegido como tema y título de la obra “humanismo y tecnología”. Habéis elegido como lugar para para representarla un teatro impresionante. La escenografía está perfectamente integrada con el tema de la obra, grandes pantallas, despliegue de medios detrás del escenario, mesas de mezclas…, es impresionante. Os habéis adaptado también a las redes sociales, tuiteando con el hashtag #registradores2021. La elección de actores ha sido extraordinaria, seleccionando a los mejores dentro de cada una de las materias que se han tratado. Otros hemos sido actores secundarios acompañando a los actores protagonistas. Ha habido entretenimiento en los entreactos, aportando algo que es clave en la vida, el humor, el sentido del humor, reírse de uno mismo. Sé que esta es una función única, pero he visto que estáis grabando también todo el congreso, lo que me parece interesantísimo, porque el conocimiento no terminará ni se agotará aquí, sino que me imagino que será divulgado de alguna manera a través de vuestra web y vuestras redes corporativas. Hemos contado con un público maravilloso y entregado. En fin, esta representación ha contado con un detalle extraordinario, de modo que, creo que nos habéis ofrecido un grandísimo espectáculo. Los espectáculos teatrales son exitosos cuando se abandona el patio de butacas con la obra en la cabeza porque nos ha hecho pensar, nos ha entretenido y no nos abandonan las buenas sensaciones durante mucho tiempo. Este congreso como las mejores obras de teatro ha sido un éxito y, por lo tanto, es necesario dar la enhorabuena a Sebastián del Rey y a todas las personas que han participado con él en la organización, en la creación y en el diseño del mismo.
“Abandonamos el patio de butacas con ese buen gusto en la boca que nos hace recordar durante mucho tiempo lo extraordinario de aquello de lo que hemos sido testigos. Yo creo que nos podemos ir perfectamente así de este congreso”
Algunos no sabéis que nos acompaña la última promoción de registradores de la propiedad, la promoción del 2021. Hoy ya sí, les abrimos la puerta y dejan atrás muchas horas de estudio, mucho sacrificio y muy poca vida, se adentran en una etapa diferente, donde necesariamente va a tener que seguir habiendo mucho estudio, un profesional del derecho nunca termina su formación, es necesario siempre adquirir nuevos conocimientos, nuevas habilidades, nuevas competencias, y por supuesto actualizar las que ya se poseen. Pero es verdad que la vida empieza de otra manera. Todos los que estamos aquí, o casi todos los que estamos aquí, sabemos lo que se siente en este momento, ese revoltijo de sensaciones y sentimientos que pasan desde la euforia inicial del aprobado a la ilusión y las ganas de empezar, al miedo y las inseguridades y el vértigo de pensar si se está capacitado para ejercer el trabajo cada día. Estáis sobradamente preparados, pero además tenéis la fortuna de formar parte de un colectivo, de un grupo humano que está preparado para daros apoyo, no solo vuestros compañeros registradores sino también vuestros decanos autonómicos y por supuesto vuestro Colegio, que está para echaros una mano y exigiros también con arreglo a las capacidades que habéis demostrado. Cinco de ellos, presidente, se quedan en Castilla y León, y eso está muy bien, porque como hemos tenido oportunidad de conocer en el congreso, Castilla y León es una comunidad que pierde población. Por lo tanto, necesitamos retener talento y atraer talento, así que aquí en nuestra tierra se queda Fernando en Palencia –él es de Palencia-, Yago en Saldaña, Yadira –os invito a leer su entrevista en la Revista de Registradores-, en Castrojeriz-Villadiego, Marcos en Villafranca del Bierzo, y Concepción se marcha a Salamanca, tu ciudad, presidente.
En este congreso nos habéis invitado a pensar, a reflexionar, incluso nos habéis hablado de la felicidad, así se inauguró el Congreso con una conferencia sobre la felicidad, el amor y el ágape, sin embargo, no se nos han dado las claves para ser felices. No quiero ser aguafiestas, pero la vida es un tránsito, en la vida no existe la felicidad perpetua, la vida está trufada de dolor, de sufrimiento, de tristeza, de desengaños, de frustraciones…, de modo que lo importante quizá, como clave para la vida, es saber detectar los momentos felices y atraparlos, y saber tener también las herramientas para cuando nos encontremos en estos estados de desesperanza, tener las claves para poder superarlos. Quizás, al final, las claves son las de siempre. ¿Qué nos hace felices? La felicidad de los demás, contribuir a la felicidad de los otros, y eso se llama generosidad. ¿Qué nos hace felices? Saber que, pese a que vivimos en un mundo lleno de desigualdades y desequilibrios, nosotros, con nuestro comportamiento, nuestras habilidades, nuestro activismo militante, podemos contribuir a revertirlas. Eso se llama solidaridad. Sabemos también que somos más felices cuando no juzgamos a los demás sin antes habernos puesto en su piel y en sus zapatos. Eso se llama empatía, y por supuesto, somos muchísimo más felices cuando tenemos los pies en el suelo y pocas expectativas, porque si se defraudan, no nos frustraremos demasiado. Eso se llama inteligencia. A lo mejor el ágape del que nos hablaba nuestro experto el primer día sea el conjunto de todas esas cosas.
Como decía, nos habéis invitado a pensar y a escuchar. Invitarnos a pensar y a escuchar es una invitación a ser mejores. Esta mañana cuando escuchaba las noticias, una de ellas era que una multitud, miles de manifestantes antivacunas estaban concentrados delante del Parlamento de Eslovaquia, y yo pensaba en nosotros, pensaba en España, en que somos el primer país del mundo en porcentaje de población vacunada, y eso dice dos cosas de España: primero, que tenemos una sanidad pública robusta, y por lo tanto, presidente, hay que cuidarla, hay que preservarla y hay que mejorarla, porque nos va la vida en ello, y en segundo lugar, somos una sociedad, los españoles, que cree en la ciencia, creemos mayoritariamente en la ciencia, y eso habla de los españoles como una sociedad madura. Por lo tanto, no estamos tan mal, sin duda podemos estar mejor, y a eso es a lo que nos habéis invitado en este Congreso, a ser mejores, y somos mejores cuando cumplís con compromiso y responsabilidad como registradores que sois, la función que tenéis encomendada, pero también como ciudadanos, con un compromiso activo para tratar de que España sea cada día mejor, más igualitaria, más solidaria, más inclusiva, más respetuosa, más tolerante, cuando haya menos ruido y más diálogo.
“Nos habéis invitado a pensar y a escuchar. Invitarnos a pensar y a escuchar es una invitación a ser mejores”
Clausurar significa cerrar, terminar algo. Podemos clausurar este congreso de dos maneras: con tristeza, con pena porque se haya terminado, o con alegría como cuando nos levantamos de nuestros asientos después de haber asistido a una gran función y abandonamos el patio de butacas con ese buen gusto en la boca que nos hace recordar durante mucho tiempo lo extraordinario de aquello de lo que hemos sido testigos. Yo creo que nos podemos ir perfectamente así de este congreso. Para mí ha sido un placer haberlo compartido con vosotros de una manera muy cercana y estrecha, el haberos conocido a la mayoría de vosotros, saber vuestros nombres, poneros cara, y lo que he visto que es muy importante, lugar y el número del Registro, reencontrarme con muchos otros a los que ya conocía, y saber también que la Ley Hipotecaria sirve de excusa para forjar relaciones humanas, que se construyen no solo asistiendo a ponencias, sino también compartiendo el ocio, las comidas, los cafés donde la charla siempre es más distendida. Gracias por estos días, espero que no tardemos tanto en volvernos a juntar de nuevo.